A raíz del señalamiento sufrido por parte de la periodista Pilar LLorca por llevar una pegatina representando sus ideas, recordamos a los políticos la imperiosa necesidad de respetar a los profesionales y la labor de los medios para desarrollar adecuadamente y en libertad nuestro trabajo. En los tiempos tan polarizados que vivimos, los señalamientos no nos ayudan en absoluto. Hay otros cauces para reclamar si se considera que la conducta de un periodista es impropia o atenta a la ética profesional (la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo, por ejemplo). Por último, aprovechamos para recordar que todavía vivimos en un país con libertad de expresión, derecho que, hasta nuevo aviso, se puede ejercer incluso en el lugar de trabajo.
