Dicen los de siempre que no es necesario estudiar para ser periodista, que basta con querer y saber contar algo y, para ello, nos destacan a sobresalientes periodistas con los que hemos crecido todos, algunos de ellos provenientes de las sombras de la dictadura y casi todos sin carrera universitaria. Locutores de radio, presentadores de televisión y redactores de periódicos que nos han transmitido las noticias y han hecho las entrevistas que han marcado la democracia española. Sí. Y algunos eran buenísimos profesionales. Irrepetibles. Pero es que ANTES no había carrera universitaria y AHORA, sí.
Desde las asociaciones de periodistas y los colegios profesionales unidos en la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España), hemos manifestado una y otra vez la necesidad de que los periodistas actuales lo sean de formación. Con más de una treintena de facultades de Periodismo y Comunicación repartidas por el territorio nacional y con la facilidad de acceso a la universidad pública que tenemos en España, no podemos obviar la importancia y lo imperativo de los estudios completos si queremos poner en valor una profesión cada vez más vapuleada.
¿Queremos o no lo la excelencia de nuestros periodistas y comunicadores? ¿Creemos o no en la necesidad de dignificar el periodismo como pilar de la democracia desarrollado de acuerdo a una ética y unas metodologías? ¿Valoramos la Universidad como el templo de transmisión de conocimiento, de pensamiento crítico, de innovación y de investigación que está destinada a ser? ¿Aspiramos a periodistas y comunicadores con preparación en distintas técnicas profesionales que les aporten la flexibilidad necesaria? ¿No es deseable un perfil periodístico con cultura general y formación especializada en distintas disciplinas? Creemos que sí.
El periodismo, recordémoslo, no se reduce a “contar algo que uno sabe” o transmitir experiencias, para hacer periodismo hay que contrastar, investigar e informar con veracidad y objetividad y siempre la verdad.