Santiago Córcoles publica su tercer libro “Lobos, trenes y estrellas”

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Nuestro compañero de la APPA, Santiago Córcoles (1955), acaba de publicar su último libro, “Lobos, trenes y estrellas”, el tercero de su trayectoria. El volumen, de 500 páginas, aglutina narraciones cortas, pensamientos, vivencias, apreciaciones dispersas, divagaciones y sentimientos con su hondura, que no sabemos dónde se gestan pero que nos golpean. 

Relatos de vivencias en países en guerra, como Etiopía, Ruanda, Irak, o impresiones personales entre los combates de los Balcanes, que cosecharon miles de muertos y acabaron en la desmembración de Yugoslavia. Las narraciones, independientes unas de otras, se suceden mientras algunas aguardan una mayor claridad, que quizá les otorgará el futuro. Hay pasajes que dan la impresión de que exhiben un final dudoso, pues no terminan en el beneficio de una explicación sensata. Hay cuentos como fragmentos de la verdad de la vida. Todo confluye en este trabajo, en estos textos conformados a lo largo de los últimos años. 

“Lobos, trenes y estrellas” se puede encontrar en Amazon Libros (14,56 euros). Es la tercera obra del autor, tras “Ojos de puente”, de poesía, y el volumen de reportajes “Españoles punta en USA”, confeccionado con entrevistas realizadas durante un viaje de cuatro meses por Estados Unidos.

Diversidad de estampas

“Lobos, trenes y estrellas” integra diversidad de estampas. Reales unas y otras de creación literaria con la aspiración común de hallar una armonía mayor. Emociones de lobo, crepitar de trenes por vías de montaña y del llano, la luz de estrellas rojas enanas posadas entre las bombillas de la feria para observar a la gente y ensimismarse en la multitud; el paso fugaz de los cometas, que se detienen y se encierran en la escuela a cantar en el coro…

El libro brinda párrafos donde el lector surca por evocaciones como las suscitadas por Vasili Grossman, el escritor y periodista ruso condenado al ostracismo, o por Kafka y su misterio. El velo negro de la noche y las sombras del mundo también nos visitan, como ya sintiera ante la hoguera nocturna del safari la dama de los cielos de África, Beryl Markham, pionera de la aviación. Por la obra desfilan almas parecidas a las dispersas por el “El hombre fulminado”, de Blaise Cendrars, o confundidas entre las de “Los muchachos del cinc”, de la bielorrusa Svetlana Alexiévich.

Las páginas contienen el eco de los paseos que ya oímos en el “Libro del desasosiego” de Fernando Pessoa, o lances parecidos a los del periodista Frederick Forsyth y su devenir por corresponsalías y guerras africanas, hasta que la penuria le obligó a encerrarse y escribir “Chacal”, el primero de sus libros de éxito.

Fortaleza y veneración

Perdura en estas líneas la fortaleza del alma humana, la veneración por la naturaleza, la sombra de los árboles, con sus ramas más finas para trenzar coronas y premiar el valor y la verdad. En sus silencios se escucha el rumor del viento. Todo al amparo del padre de todas las cosas, el tiempo, que quizás no exista y sólo corramos tras un pobre reloj.

El libro configura un símbolo de la libertad de narrar y de crear en esta época en la que vemos oleadas de personas cotidianas, corrientes y héroes anónimos… soportando a tantos indignos y charlatanes. Es como un dron que vuela hasta el cansancio de la guerra de esos dos voluntarios, de edad, con batas blancas de carnicero, que conducen su viejo coche en Croacia para ir recogiendo muertos en las zonas de combate. Y cargado su vehículo con varios cuerpos, mientras intentan echar el último, con la puerta trasera del maletero levantada, en ese instante, el coche sin conductor ni frenos se desliza calle abajo con su carga de cadáveres desvalidos.

Los dos hombres miran con incredulidad y no les importa quedar inmóviles, ensimismados en la sorpresa de las cosas, viendo el alejamiento sin más, como un viaje sin destino.

Las personas, los animales, los accidentes y las expresiones de la naturaleza desfilan con las imágenes y los presentimientos que suscitan en quien los ve. Penas que sacuden el ánimo, despiertan la compasión o se alteran como el universo ante el hambre feroz de los agujeros negros, que tragan soles como si comieran granos de uva y nadie les escucha ni eructar.

De las palabras del título, los lobos aluden a esos animales huraños y también a los sentimientos atávicos que laten secretamente en muchas personas. Los trenes nos conectan con la evocación de los viajes y el ambiente de las estaciones. Cuando levantamos la cabeza para mirar las estrellas, percibimos el vértigo de lo que no alcanzamos a comprender.

“Lobos, trenes y estrellas” contiene bellezas pasajeras que nos identifican con nuestro tiempo, pensamiento crítico, perplejidad ante la vida de la gente, infortunio y mucha compasión. Un libro al que puedes entrar, retroceder, adelantarte o salir de él. Siempre te va a esperar.

Sobre el autor

Santiago Córcoles.

Santiago Córcoles (1955). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Periodista. Ha trabajado en prensa (La Verdad, Información, ABC, El País...), radio y televisión. Como corresponsal de guerra, ha cubierto para el diario ABC los conflictos armados de la primera Guerra del Golfo (1990-91), Croacia (1991-95), Etiopía, —caída del régimen marxista de Mengistu Haile Mariam— (1991), Bosnia – Herzegovina (1992-95) y el genocidio de hutus contra tutsis en Ruanda (1994).

Como periodista, ha desempeñado su cometido, además, en diversos países, como Estados Unidos, Cuba —crisis de los balseros—, Nicaragua, Argelia, Kenia, Burundi o Emiratos Árabes.

Córcoles entrevista en 1991, en el norte de Irak, a un líder kurdo.

La Asociación de Periodistas de Albacete distinguió a Santiago Córcoles con el Premio a la Trayectoria Periodística en 2021. Estos últimos años ha formado parte del equipo de periodistas del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Alicante.

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